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Denditra
Dendrita y las ramificaciones en nuestro interior
El sistema nervioso es el encargado de controlar todo lo que hacemos, desde las funciones que nos mantienen vivos y en las que no tenemos que pensar para que sucedan como la respiración o la digestión de los alimentos, hasta lo que pensamos y cómo decidimos movernos o hablar. Está compuesto por el cerebro, la médula espinal y todos los nervios del cuerpo. El cerebro cumple con el papel de ser el centro de control del cuerpo y todo lo que este transmite viaja por la médula espinal que se encuentra dentro de la columna vertebral en la espalda. Y la médula tiene muchas extensiones delgaditas que llegan a cada rincón del cuerpo: los nervios. Estos transmiten a todo el cuerpo la información que viene del cerebro y pasa por la médula y al revés, le mandan información al cerebro sobre el mundo exterior que nos rodea y que captamos a través de los cinco sentidos.
En nuestro cerebro hay miles de millones de neuronas que procesan y transmiten toda esa información en forma de impulsos nerviosos. Pero para que eso pueda suceder, todas estas células, las neuronas, deben estar conectadas entre sí y lo logran gracias a su prolongación principal, llamada axón, y a las muchas ramificaciones que tiene.
Estas ramificaciones son las dendritas, que tienen aspecto de hilos delgados formando una red muy compleja que participa en la transmisión del impulso nervioso. Ya sea porque la dendrita toca a una dendrita de otra neurona o al axón o al cuerpo de otra de estas células. Toda la información viaja pasando de una neurona a otra, hasta llegar a los nervios de la médula espinal y de ahí a la región del cuerpo que debe accionar o de nuestros órganos al cerebro.
Son ramificaciones muy importantes como las micorrizas del suelo que mantienen conectadas a las plantas entre sí y les dan información tanto de lo que pasa sobre la tierra como por debajo de ella. Las ramificaciones son un patrón muy repetido en la naturaleza que nos rodea y la naturaleza que somos.
Como en las raíces de las plantas o las ramificaciones de sus hojas que sirven para que circulen los nutrientes así como en nuestras venas y las de otros animales. También las podemos ver en las formas de un rayo y en los ríos que siempre están conectados con el mar y el océano. En la forma que tienen los bronquios en nuestros pulmones o en la forma en que se distribuyen las ramas de los árboles.
Todo esto es parte de nosotros, de la naturaleza que “sabe” cuáles son las mejores formas de funcionar y de fluir. Y el ser humano ha aprendido a usarlo en la tecnología que utiliza para crear máquinas, medios de telecomunicación y caminos o carreteras. Son patrones que pueden estudiarse con modelos matemáticos llamados fractales, de los que hablaremos en otra entrada.
Colaboración: Imaginadora Paulina Seguí Vizcaíno, Curiosa Mariana Gutiérrez García, Aprendiz Paulina Vargas